Módulo 4

Diálogo primero

Llegamos a un acuerdo. ¿Ahora qué sigue?

1. Llegamos a un acuerdo. ¿Ahora qué sigue?

El monitoreo a la implementación de los acuerdos resultantes del diálogo social tiene cuatro objetivos:

Hacer un seguimiento a la asignación de los recursos técnicos y financieros para implementar las medidas acordadas.

Medir los impactos generados por las decisiones acordadas. Saber si las medidas establecidas produjeron los efectos deseados en cuanto a definir las causas del conflicto, o en caso contrario, advertir las dificultades con el fin de retroalimentarlas en el espacio de diálogo y lograr ajustes o modificaciones a los acuerdos suscritos.

Advertir sobre nuevos factores o dinámicas externas que pudiesen afectar lo acordado o generar nuevos escenarios que puedan recrudecer el conflicto.

Construir relaciones de confianza entre las partes, producto de la buena fe y cumplimiento a lo 4 acordado por cada una de ellas.

El proceso continúa después del acuerdo y deben ser monitoreados y ajustados a lo largo del tiempo.De esta forma, como lo menciona Lederach, J. P (2005), el momento de la firma de los acuerdos es un momento discreto del diálogo social, la implementación de lo acordado es el inicio de un proceso de largo plazo, que muchas veces toma más tiempo, esfuerzo y dedicación que el diálogo mismo.

Por su parte, el teórico Christopher R. Mitchell advierte no caer en “una trampa” en la que todos podemos incurrir, incluso los llamados solucionadores profesionales de conflictos, que es concebir la resolución de conflictos como una tarea que puede ser completada para que podamos decir “Este conflicto se ha resuelto”, (Mitchell, 1997).

El monitoreo deriva en la construcción de nuevas relaciones. Según el nivel de escalamiento al que haya llegado la conflictividad, las partes empezarán a relacionarse prevenidamente, sin embargo, de la cooperación que exista entre los comprometidos es posible alcanzar los intereses de cada una de las partes en el mediano y largo plazo.

Así mismo, Lederach, hace un llamado a que el monitoreono se realice solamente con los liderazgos que conformaron las delegaciones de cada una de las partes y definieron el acuerdo, sino que se involucre también a personas de la comunidad con representatividad intermedia, líderes de base y población afectada o potencialmente afectada, permitiendo una mayor apropiación de lo acordado y, por lo tanto, una mayor sostenibilidad de las medidas a implementar. La falta de compromiso de las bases con lo acordado puede llevar a afectar el diálogo.

Dicho esto, vale la pena insistir en el valor que tiene el monitoreo y la evaluación de los acuerdos, a la que se llega luego del diálogo social, pues dependiendo de su rigurosidad, la claridad en las variables e indicadores a monitorear, la asignación de responsables, la definición de los tiempos de respuesta y el compromiso de los delegados a lo largo del tiempo, dependerá la capacidad de incidencia de este tipo de instancias para garantizar que las entidades u organizaciones comprometidas en la materialización del acuerdo lo hagan de manera oportuna, respondiendo al fondo de las causas que generaron la conflictividad social.

El monitoreo debe ir más allá del chequeo al cumplimiento formal del acuerdo, debe incluir la validación de los términos, las condiciones e implicaciones de las medidas adoptadas para cumplir cada tema acordado. Así mismo se deber observar si las medidas adoptadas tuvieron en consideración el enfoque de género, territorial o étnico, con el propósito de identificar que las estrategias implementadas no conduzcan a incurrir en acciones con daño que ocasionen otro escenario de conflictividad social, y sobre todo,, que se logre con la atención y gestión oportuna de los conflictos sociales, su transformación efectiva.

Es importante precisar que la acción con daño se refiere a cómo las acciones de cualquier actor involucrado, organización o institución, podría intensificar el conflicto o generar afectaciones a las personas o comunidades como consecuencia de las soluciones acordadas.

Por ejemplo, derivado de la hambruna en África Subsahariana, en la década de los 90, la FAO y algunos estados enviaron toneladas de cereales a los países africanos como parte de sus programas de ayuda humanitaria, a pesar de que se conjuró la hambruna durante varios años, en el mediano plazo, se generó una evolución negativa de la producción agrícola producto de la dependencia de la ayuda otorgada por los donantes, generando nuevos ciclos de sufrimiento de las poblaciones por falta de alimentos. (Herrera, 2011). En este sentido, quien diseña las medidas, como quien realiza el seguimiento a su implementación, debe adoptar una actitud proactiva de medir los impactos positivos y negativos de las acciones acordadas.

Módulo 4: Diálogo primero - 1.1 - Llegamos a un acuerdo. ¿Ahora qué sigue?

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