Módulo 3

Los elementos que pueden potenciar el éxito de un espacio de diálogo son:

• Conocimiento de los temas a abordar: Para el efectivo desarrollo de un espacio de diálogo es indispensable que las partes cuenten con información técnica que permita cualificar sus intervenciones, y proponer alternativas constructivas y acordes a las temáticas objetivo de la mesa de trabajo.
• Identificación clara de un objetivo común: contar con una hoja de ruta concertada entre las partes, que oriente y canalice las diferentes posturas a un propósito colectivo, contribuye a la motivación de un trabajo participativo enfocado en alcanzar metas y resultados que beneficien a la transformación de la conflictividad social y no solo a una de las partes.
• Compromiso: La corresponsabilidad debe ser entendida por las partes como un principio fundamental a través del cual se espera que hayan aportes de todos los actores involucrados, no sólo en términos de cumplimiento de acuerdos, sino también, en la promoción de la participación activa que permita dar sostenibilidad al proceso.
• Manejo de los principios de diálogo y gestión de conflictos: de manera permanente hay que revisar si en la dinámica de la mesa, y en su forma de trabajo, se están teniendo en cuenta los principios de diálogo social indicados en este módulo, teniendo en cuenta que estos inciden en el avance positivo y firme de las negociaciones para llegar a acuerdos respetuosos con las partes involucradas.
• Coordinación, asignación de roles y resultados concretos: La armonización de una dinámica efectiva de trabajo se debe concebir desde una fase inicial del desarrollo de espacio de diálogo, con el propósito de buscar alternativas conjuntas a retos e interrogantes asociados a definir el alcance del escenario, la caracterización de actores a involucrar, los recursos o alianzas que se deben gestionar, entre otros componentes, que hacen parte de los cimientos de un proceso.

Los elementos que pueden afectar el buen desempeño del diálogo social son:

• Revisar el momento adecuado para programar el ejercicio de diálogo: cuando se organiza un plan de trabajo y no se tienen en cuenta las agendas de las partes involucradas y de los cronogramas externos, tales como: fechas de elecciones a cargos públicos, fechas de ferias y fiestas, entre otras, se corre el riesgo que de no lograr la participación esperada.
• Intereses personales de algunos actores que buscan alcanzar beneficios particulares: cuando alguna de las partes no está comprometida con los principios del diálogo social, salen a flote expresiones que van en contra de la transformación positiva y constructiva de los conflictos.
• Burocratización: someter la agenda de la mesa de diálogo a los procesos y procedimientos de alguna de las partes pone en riesgo sus avances. A su vez, la designación de personas de tercer nivel que no tienen la capacidad de adquirir compromisos claros, hace que se pierda un espacio valioso y que las partes no vean como legítima la iniciativa, exigiendo que llegue a la mesa alguien con mayor nivel de posición o poder.
• Falta de reglas y objetivos claros: contrario al factor de éxito que denominamos Identificación clara de un objetivo común, si en una mesa de diálogo las partes no saben a qué van, con quién van a discutir, qué margen de autonomía y decisión tienen, o peor aún, qué es lo que quieren conseguir en este espacio colectivo, se pone en riesgo el propósito de la mesa misma.

Carencia de metodología: sabiendo qué queremos lograr, con quiénes contamos, qué principios nos guían, es muy importante concertar una metodología de trabajo, porque de lo contrario, si no sabemos cómo vamos a desarrollar la agenda concertada, los tiempos de participación y discusión de cada asunto, difícilmente se avanzaría en los propósitos de la mesa.